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13 septiembre, 2011

¡Vive México!

Leo por todos lados que no debe existir más el orgullo mexicano y me entristece, porque no sólo debe existir, debe arder en nuestro pecho más fuerte que nunca.



Lo que parece, en México, es que ninguna situación es lo suficientemente importante como para lograr unirnos. Lo que le falta a México, es eso. Si el máximo festejo de orgullo mexicano por conmemorar la -unión- de dos mundos, de varias razas, de dos religiones, de millones de ideas... Toda la historia podrá posicionarnos en ventaja o desventaja, en desarrollo o subdesarrollo, en primer o tercer mundo, en vencidos o vencedores, pero ¡hoy somos más!. Somos el resultado de todo lo bueno y lo malo en que el transcurso y devenir histórico nos han encauzado. Cierto, pero no podemos olvidar que la permanencia en este estado de -ser- nos eleva, no al -deber ser- como ideal utópico, sino, a la constante oportunidad real y verificable de -ser más- desde el punto de vista de la interioridad e individualidad de la persona, donde, sólo -ser- no alcance ya para llenar la cabeza y corazón, el hartazgo de -ser-. Ya no llena ser el mexicano indiferente, eso es lo que ya no es tolerable. La violencia y otros males, se han alimentado, no de tolerancia, sino de la indiferencia que directa o indirectamente la sociedad le manifestó. Y aquí, es cuando cobra relevancia la unidad que yo defiendo, ¿por qué no podríamos -ser más- abiertos a aceptar el mal que esta indiferencia nos causa?, ¿por qué no podríamos -ser más- responsables de nuestras acciones y hasta de nuestras omisiones?.

Lo que yo defiendo es todo lo bueno que hay en nosotros, lejos de culpar a los gobernantes y "querer dejarlos solos" ¿por qué no queremos ser más humanos? ¿Más unidos?. ¿Más mexicanos?.


¡Ya basta!. Si, ya basta no de echar culpas... Ya basta de no ser responsables. Ya basta de no ser auténticos... Ya basta de no aceptar nuestros errores. ¡Ya basta de no querer mejorar!. Eso si duele, eso si hiere en el alma.


Más que un atentado al casino; duele no poder estar unidos.

3 comentarios:

  1. Qué bien reflejado, Jorge.

    Estoy de acuerdo: lo que mata a nuestras sociedades no son los malos políticos, sino la indiferencia de los buenos ciudadanos, cada uno a su pobres asuntos, ajenos a lo común.

    ¡Unidad! Qué gran palabra. En España, si la usas, te llaman facha y franquista, como si en los grandes países que admiramos (Estados Unidos, Francia) no estuviera en lo más alto de sus Constituciones.

    Pobre México... ¡Parecía que todo iba a ir tan bien cuando acabó el PRI! Si ahora puede volver es que algo se ha hecho mal, ¿verdad?

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  2. ¡Pobres de aquellos que manejan la Administración Pública! Siempre son los más golpeados por la opinión.

    Si Fernando,en mi humilde opinión los gobiernos del PAN, se han visto truncados porque como sociedad idealizamos de forma muy estricta el cambio, de manera que percibimos que no han sido suficientes los esfuerzos. Si lo pensamos bien, era difícil satisfacer a una sociedad con tantas ansias de cambio.

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  3. Jorge, ayer me acordé de tu post porque en el periódico venía una columna sobre México. El autor se había limiado a copiar, entre comillas, un artículo de un periódico mexicano donde se enumeraban todos los asesinatos, todas las desapariciones y todos los crímenes cometidos en los días anteriores. Sin más, si comentarios, sin explicaciones.

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