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11 junio, 2010

Dejame caer.

Se oyen los truenos, mis plantas de los pies las sienten.
-Vuelve a creer, déjate caer, déjate caer-
El cielo tiene sed; lo explico bien, se abre la tierra y déjame caer, el cielo está a mis pies.
-Todo se tiene que acabar. Todito-
La tierra está al revés, la boca bien cerrada, amárrate los pies.
-Para que no se nos olvide; hay que dejarnos caer-
Las olas ya no mojan la orilla de las rocas, amárrame, amárrame. Continúa, quiéreme, consuélame. Baila ritmos extraños, baila, todos que sean pasos extraños, así que, déjate caer.
Gracias, al Café.

2 comentarios:

  1. ¿El Café es el origen de tu pesadilla?

    Me dio vértigo lo de dejarse caer: ¿quién no ha sentido eso en sus sueños, como un símil de la vida real?

    Me hizo gracia lo de "todito", Jorge, es una palabra muy de copla andaluza: "toíto te lo consiento / menos faltar a mi madre".


    Suerte esta tarde (esta mañana), en el partido inaugural.

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  2. ¡Ya pronto juega España y quiero ver una un juegazo!

    Fernando, estaba muy indeciso sobre esta entrada, no me ha gustado mucho. Y sí, fue el Café, el Café Tacuba.

    ¡Mando un muy fuerte abrazo y saludos, ya se te extrañaba por acá!

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