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06 abril, 2010

El Chevy Negro.

Salgo de mi casa a las 03:30 PM. Tomo la Av. Miguel Bernard hasta salir a Ticomán, más adelante me sacará a Insurgentes donde según mi plan default llegaría hasta el Centro Médico La Raza para tomar el Circuito Interior (ahora llamado Bicentenario, bah) y luego hasta la salida del Eje 4, Benjamín Franklin, donde se encuentra mi Universidad.


¡Tuve una sorpresa!. Cuando di la vuelta para salir hacia Insurgentes veo por el retrovisor que un Chevy Negro se enfila detrás de mi. No le doy importancia y sigo sobre la lateral de Insurgentes. Tomo el volante y lo giro hacia la izquierda para meterme a Insurgentes y justo en ese instante el Chevy Negro sale primero que yo y me rebasa -¡Desgraciado!- pienso y me muevo veloz para darle alcance al fugitivo. Para mi sorpresa, es bueno en el volante, se mueve suave y frena quedito, estoy atrás de él, sabe que lo persigo. En un momento antes de llegar a la salida de La Raza me abro hasta el carril de extrema izquierda, rebaso al coche que va en el del centro, tomo su carril y para ese entonces ya iba adelante del famoso Chevy Negro, de un jaloncito me le meto en frente justo debajo un puente y comienzo a frenar, no duro, quedito, sólo para hacerlo enojar.


¡Tuve otra sorpresa!. Miro por el retrovisor y mi contrincante es una mujer, usa lentes negros, tez clara (trigueña), una cola de caballo y su pelo es rubio. -¡Ja!- río en voz alta, la veo que comienza a querer rebasarme, pero me pego hacia a la izquierda sin darle permiso si quiera de pensarlo. Damos los dos la vuelta hacia la derecha y justo frente a nosotros El Centro Médico La Raza. Es sabido que el bendito semáforo dura segundos, así que ella es paciente y se queda detrás de mi. Yo me distraigo con el radio y cuando volteo hacia a adelante un limpiavidrios, sonriente, me limpia el parabrisas. -A la vuelta men- digo, -Sale-la-banda- dice él. Miro por el retrovisor y sigue ahí, avanzamos después de dos semáforos y sigue detrás de mi, no intenta nada, giramos a la izquierda luego a la derecha y llegamos a la lateral del Circuito Interior (Bicentenario, bah). Ya en el Circuito, de pronto, no la vi atrás de mi, me asusto porque según iba concentrado. La veo que se mete justo en frente de mi y comienza a frenar, justo como yo. -¡Ja!- pienso y como íbamos en el carril del centro tiro el volante a la derecha y por el carril de baja la rebasó sin problemas, me nota a su derecha y comienza a acelerar para metérseme. Ella tenía un coche enfrente y yo no, así que tuvo que frenar un poco, yo paso victorioso y riendo, ella se forma atrás de mi, muy cerca. Lamentablemente no tuvimos la oportunidad de seguir compitiendo porque desde la altura de Thiers hubo tráfico, ella siguió sonriente detrás de mi, se quitó los lentes de sol, yo solo para pavonearme hacia el coche de un lado para otro y la veía por el espejo lateral de la izquierda. Ella seguía ahí sonriente y de pronto noto que ya estoy por llegar a Benjamín, pongo la direccional a la izquierda y ella se mueve conmigo - No sé a dónde va, ¿iremos al mismo lado?- pienso. Ella sigue detrás, yo giro a la izquierda y ella sigue derecho. En un momento de desperación volteo ansioso y ella también, bajando la velocidad. Aprovecho para hacer como si me quitara el sombrero y sonrío, ella inclina un poco la cabeza y sonríe avanzando. -Hasta nunca- pienso.

3 comentarios:

  1. Hola, Jorge, leí tu relato con la emoción de las buenas pelis USA de persecuciones. Me quedé con la duda de la marca de tu auto que te permitió competir con ella.

    Pensé que ambos ibais al centro médico que citas y que al ir tú a tu nuevo médico éste resultaba ser ella, la rubia de gafas negras y espíritu jugetón.

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  2. Fernando, bienvenido de vuelta.

    Mi auto: Un viejo Ford, negro, Fiesta Ikon del año 2000. Todavía da batalla, jaja.

    ¡Eso, hubiera sido muy interesante o que hubieramos ido en la misma Universidad! Todas las opciones por un momento cruzaron mi mente.

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  3. Gracias por la aclaración.

    Este post podría ser el inicio de una gran novela, una novela autobiográfica.

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